El denominado "Síndrome del Trabajador Quemado"
Hay personas que tienen cierta tendencia a involucrarse enormemente en lo que hacen, poniendo todo su esfuerzo y pasión en aquello que es de su interés y, en muchas ocasiones, en las actividades relacionadas con su trabajo.
Esa dedicación es, en un principio, un aspecto muy positivo que podría facilitar enormemente su promoción y ascenso en el trabajo. Sin embargo, en un momento dado podría suponer para ella graves problemas físicos y emocionales en lo que se conoce como “Síndrome del Trabajador quemado” (utilizando la terminología anglosajona, “Burn-Out Syndrom”).
Éste no es otra cosa que un agotamiento profesional padecido por el trabajador, y que comporta su extenuación a diversos niveles: físico, psicológico y emocional.
¿Dónde tiene su origen esta patología?
Mucho se ha escrito hasta ahora sobre los efectos adversos que los niveles de trabajo excesivos pueden tener en la persona. En el caso del estrés laboral, se dice que en niveles reducidos supone una respuesta natural de nuestro organismo a las demandas que se le imponen, mejorando sus condiciones físicas y psíquicas para responder a los requerimientos de su empleo.
Sin embargo, ello en grandes cantidades podría derivar en un cuadro médico de grave peligro, pudiendo llevar al trabajador a tener que ausentarse de su puesto.
El Síndrome del Trabajador quemado se desarrolla de forma muy parecida. Son factores que llevan al mismo la realización de jornadas laborales superiores a las ocho horas, dándose además la circunstancia de que la remuneración o las gratificaciones obtenidas no van en consonancia con el esfuerzo realizado.
Básicamente el trabajador no se siente todo lo valorado que cree merecer en su empleo, percibiendo un claro desequilibrio entre el empeño y la dedicación que pone en su trabajo y el sueldo que percibe o el puesto que ocupa. El sentimiento de renuncia a su vida privada causado por dicho empleo no haría sino acrecentar esa sensación.
¿Cuáles son las profesiones que en mayor medida podrían dar lugar al mismo?
Generalmente aquellas actividades que requieren de un mayor grado de implicación, como por ejemplo las que implican un trato continuo de cara al público, son las que en mayor grado determinan la aparición del síndrome, siendo éste más frecuente entre las mujeres que entre los hombres.
En todo caso, cuanto más se involucra un empleado con su trabajo, incluso dejando a un lado su propia vida personal, mayor es la probabilidad de que termine por padecer este síndrome.
Los síntomas de este síndrome
La sensación de ansiedad y desasosiego que pudiera gestarse en el trabajador como consecuencia de su situación sería el principal síntoma caracterizador del mismo. Otros factores como los trastornos en el sueño o la alimentación, la fatiga o la baja autoestima podrían ser indicativos del mismo.
En lo que respecta a los síntomas físicos de la misma, el trabajador podría experimentar mareos, dolores de cabeza, trastornos digestivos, respiratorios y circulatorios; erupciones cutáneas, o dolor muscular.
¿Podría ser determinante de una invalidez?
Parece complicado que pudiera hablarse de una invalidez permanente motivada por este síndrome. No obstante, al igual que ocurre con el estrés laboral, éste podría determinar una incapacidad temporal en el empleado, debiendo permanecer durante un cierto periodo de tiempo apartado del trabajo en situación de baja.
El trabajador podría necesitar reenfocar su vida y sus prioridades. De lo contrario, este síndrome no tardaría en reaparecer.
Jose Alberto Andrío Espina
www.aa-indemnizaciones.com
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